
Periodistas en riesgo por el coraje de informar

"A la hora de tratar un tema importante hay que abrazarse a los árboles, pues viene una tempestad provocada por el poder."
Luis Vivanco,
Jefe de información del diario "La Hora", Ecuador.
Las agresiones, los asesinatos, las desapariciones, los ataques a las sedes de los medios, la impunidad, la censura y la inseguridad de los periodistas van en aumento en países en guerra, con corrupción o narcotráfico. En la última década, más de 500 periodistas fueron asesinados en el ejercicio de su profesión y en lo que va de año, 54 han perdido la vida y 158 están encarcelados. Investigar, preguntar, cuestionar, informar y difundir puede ser motivo de amenazas y muerte... Las reacciones de los valientes son dos: o la autocensura de la información o difundirla, bajo amenazas de todo tipo, incluida la de muerte.
El poder acosa a los periodistas críticos, y con ello ponen en riesgo sus vidas para que conozcamos la verdad y las injusticias que se cometen en todo el mundo, tanto en países en guerra, como totalitarios o democráticos.
Imagínense que paralizan la impresión de un periódico porque se difunde una información no grata al poder, o que asaltan los talleres, o secuestran al periodista que la escribió, o le matan impunemente porque investigó un caso que es noticia, de interés público para los ciudadanos y ciudadanas de una localidad o de todo un país. La libertad de expresión, aún garantizada en nuestras constituciones, se ejerce no exenta de riesgos y dificultades. La sujeción, o no, del periodismo al poder político, económico, a mafias pandilleras... lleva muchas veces a la subordinación de la información ante el abuso de poder. En numerosos países la prensa vive un altísimo nivel de represión y censura: Siria, China, México, Irán, Vietnam, Uzbekistán.
Expresarse libremente, informar con libertad supone enfrentarse a graves obstáculos como la intimidación al periodista con llamadas y amenazas, o al medio con presiones para no publicar la información retirando la publicidad o abriendo procesos judiciales arbitrarios, muerte del periodista, la persecución al medio y la impunidad del delito contra quienes difunden información. Para impedir la impunidad de los asesinatos y las agresiones es necesario identificar a los responsables para juzgarlos y condenarlos. Pero la investigación, cuando se realiza, pocas veces desemboca en condenas, por lo que la impunidad continúa. ¿A qué se debe que las autoridades no esclarezcan los crímenes?
El periodismo es un bien de la sociedad y permitir los asesinatos daña las instituciones democráticas del país donde se cometen. Es función de los gobiernos, garantizar y promover la libertad de expresión en los medios de comunicación, como ha asegurado Navy Pillay, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e Irina Bokova, directora general de la UNESCO. Los Gobiernos se vuelven cómplices cuando no investigan los crímenes.
En el 2011, según el último informe de la UNESCO, el 84% de los periodistas asesinados trabajaban para medios locales y desarrollaban su labor en zonas de corrupción que les colocaba en extrema vulnerabilidad; el 60% cubría información política, un 33% era freelance y un 75% de los asesinatos fue planificado, dado que la táctica previa de disuasión consistió en amenazas y agresiones personales.
Libertad de información y el derecho a la información
Agnes Uwimana, en Ruanda; Yirgalem Fisseha en Eritrea; Govruud Huuchinhuu en Mongolia; Marie Colvin en Siria; Gilda Silvestrucci en Honduras; María Elsabeth Macías, Marcela Yarce, Rocío González, Yolanda Ordaz y Regina Martínez en México... Mujeres detenidas, encarceladas y asesinadas en distintas partes del mundo que arriesgan diariamente sus vidas para cumplir con su labor de informar.
Los derechos que confluyen cuando se ejerce el periodismo son el derecho de información de la ciudadanía y la libertad de información de los medios de comunicación. La acción de recibir información entendida como derecho a la información está recogida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la Convención Americana de Derechos Humanos y garantizada en numerosas constituciones nacionales que establecen no sólo difundir información, sino el derecho a recibirla y, lo que supone la libertad que tiene el periodista para acceder y difundir información veraz. Esa libertad del periodista es inseparable de estos dos derechos.
Las agresiones a periodistas, motivadas por su trabajado y a medios de comunicación que investigan e informan sobre casos de corrupción públicos representan un ataque a la sociedad porque vulneran su derecho a estar informada. Así, la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos establece: El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una recuperación adecuada.
Amnistía Internacional, presentaba en primavera la campaña No más agresiones a periodistas, Alberto Herrera, director ejecutivo de Amnistía en México aseguraba que El periodismo libre es fundamental en toda sociedad que busque el respeto a los derechos humanos. El trabajo de los profesionales de la información permite a la sociedad informarse y sirve de barrera protectora frente a los abusos del poder, que normalmente intentan mantenerse ocultos.
México, país nada grato para periodistas
Según la UNESCO, México es el país más peligroso para los periodistas, entre 2010 y 2011 fueron asesinados 18 informadores; y en el 2012, otros 5; detrás de Siria, con 16 periodistas muertos.
En los últimos 11 años, en México han sido asesinados 105 periodistas: Veracruz, Guerrero, Monterrey, Culiacán, Ciudad Juárez, Coahuila son un cáncer para el gremio y el coste de ser un diario crítico se empieza a medir por el número de periodistas muertos de ese medio. El clima de inseguridad hace que muchos periodistas opten por la autocensura como único medio de protección.
La mayoría de los asesinatos en México (pero también en Honduras, Perú, Brasil, Ecuador y Colombia), tienen que ver con el narcotráfico, el crimen organizado, con funcionarios corruptos, caciquismo y con una policía que no favorece el esclarecimiento de cada uno de los casos denunciados porque muerto el perro, se acabó la rabia.
La presión internacional por la ineficacia del Gobierno para prevenir, investigar, condenar y reparar las violaciones al derecho de la libertad de expresión, hizo que el pasado mes de marzo, se aprobara por unanimidad en el Senado de la República mexicana, la reforma del artículo 73 de la Constitución, lo que permitirá que los crímenes y ataques contra el ejercicio del periodismo puedan ser perseguidos por la jurisdicción de las autoridades federales. La reforma servirá para poner fin a las excusas de estas autoridades acerca de su falta de competencia en este tipo de agresiones.
Igualmente la Cámara de Diputados mexicana aprobó por unanimidad la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, en la que se establecen medidas de protección como evacuación, reubicación temporal, escoltas, protección de inmuebles y demás medidas para salvaguardar la vida e integridad de las personas que informan y sus familias. Reporteros Sin Fronteras, que lucha por la libertad de prensa desde 1985, lleva un monitoreo anual de los periodistas asesinados, amenazados y encarcelados, durante el año 2011, fueron asesinados 66 periodistas, 1.044 arrestados, 1.959 agredidos y 71 secuestrados.
Organismos y asociaciones de prensa proponen que debería haber leyes internacionales que prohíban atacar instalaciones de prensa como ha sucedido en Gaza recientemente, tras el bombardeo israelí; y en Homs, Siria, donde fueron asesinados, este año, la periodista Marie Colvin y Remi Ochlik. Se plantea también la creación de un Comité en Ginebra que haga seguimiento e investigue las agresiones y asesinatos a periodistas.
Contamos con la libertad de información como derecho y la de ofrecer información como deber y ambos deben ser protegidos para poder cumplir con una sociedad que demanda información. Como dijo recientemente, Malén Aznares, Presidenta de Reporteros Sin Fronteras: no corren buenos tiempos para la libertad de prensa pero tenemos que ser valientes.©
María Cobos
Colaboradora de la revista Crítica - Actualidad -.

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