Blancanieves

Candidata por España al Oscar a la Mejor Película en Habla no Inglesa, paradójicamente nuestro país va a estar representado por una película muda. Que nadie piense que su director Pablo Berger ha hecho un ejercicio de oportunismo después del éxito apabullante de crítica, premios y público de “The Artist”. Este proyecto lleva gestándose años para lograr un resultado sorprendente por la audacia de la propuesta y su inclasificable belleza visual. Sin duda estamos ante uno de los acontecimientos cinematográficos del año y sería de cortos de vista negarlo. Por fin un director español de la nueva generación abandona complejos y territorios comunes para hacer una película de autor que no lo parece y que busca hacer uno de los homenajes más sentidos, y alejados de pomposidad, al cine mudo europeo.
El artista y la modelo

Una gran noticia: Fernando Trueba vuelve al cine por la puerta grande. Después de algunas películas fallidas como "El baile de la victoria", el director ha recuperado el pulso cinematográfico con una película que está entre lo mejor de su filmografía, como "El año de las luces", "Belle epoque" y "La niña de mis ojos", filmes con las que "El artista y la modelo" mantiene una íntima relación afectiva y sentimental.
Lo primero que hay que decir es que a Trueba ha filmado la película más francesa que cualquier cineasta galo quisiera filmar. El director que, además y casi diría que sobre todo, es un gran y provechoso cinéfilo, ha elegido, y no por casualidad, a Jean-Claude Carriere, colaborador de Luis Buñuel en su etapa francesa, como compañero de viaje para escribir el guión, lo que es el primer acierto de otros muchos. En cada fotograma, Trueba ni quiere ni puede disimular su admiración por el cine de Jean Renoir, pero lejos de recrear su obra, hace una de sus películas más personales e inequívocamente de Trueba. Es decir, asimila la influencia de Renoir para crear un mundo propio.
Carmina o revienta

Conocido por su acertadísima interpretación de “El Luisma” en Aída, ya se sabía que Paco León es un notable actor con la capacidad innata de humanizar a sus personajes desde actuaciones naturalistas dada su capacidad de hacer fácil lo más difícil como es la comedia, género que domina a la perfección. Se sabía de las inquietudes artísticas de León, que trascendían a la interpretación y le han llevado a la producción y, ahora, a la dirección.
Con una excelente acogida de público y crítica en el Festival de Málaga, “Carmina o revienta” es un falso documental en el que León bebe de sus raíces vitales para sacarse de la manga una película que rezuma verdad y vitalidad, que nos habla de cómo si a veces es imposible transformar la realidad sí que podemos bandear sus aspectos más dañinos con una actitud capaz de trascender los problemas. Posiblemente, “Carmina o revienta” sea una de las películas más originales y divertidas de los últimos años. Sorprende, conmueve, provoca la risa y también la compasión sincera, no estoy hablando de su acepción más barata, y la complicidad del espectador hacia unos personajes que uno se los puede encontrar en cualquier parada de metro, en la calle o en la tienda más cercana.
Las nieves del Killimanjaro

El cine de alto voltaje social de los últimos años no se entendería sin el galo Robert Guédiguian, director comprometido con las aristas más incómodas de nuestro presente, con la gente anónima que hace ejercicios diarios de heroísmo por no perder la dignidad en el intento de sobrevivir a un entorno hostil, supervivientes de la emoción y el sentimiento en una sociedad deshumanizada, reivindicando la vida y la convivencia como valores máximos del ser humano. Y por fortuna en el fragor de la batalla Guédiguian no se deja engatusar por los subrayados innecesarios, ni necesita dar a sus espectadores lecciones de ética y ni política. Simplemente, que no es nada baladí, confía en su inteligencia sin moralejas adicionales que se quedan en un mero pie de página que no cala en el público. Estamos ante un cine militante sí, pero sobre todo ante un señor al que le gusta contar historias, sus historias, y compartirlas.
Desde esa sinceridad conmovedora, desde esa verdad innegociable y desarmante, estrena estos días la imprescindible “Las nieves del Kilimanjaro”, película que desgraciadamente no tiene la proyección que merece en las salas comerciales emparedada entre superproducciones prescindibles y títulos venidos de Hollywood por imperativo comercial. Guédiguian ya tiene cogida las medidas a sus personajes, que rebosan humanismo del bueno, honestidad de mente y acción, coherencia a pesar de sus contradicciones.
Sombras tenebrosas

Hay algo (o mucho) de lúdico en todas las películas de Tim Burton, un director tan bizarro como entretenido cuya principal virtud es que siempre hace las películas que le da la gana, con la excepción de la muy fallida El planeta de los simios, una concesión al cine más plano. Perteneciente al género de la comedia, Sombras tenebrosas es un entretenimiento noble y de calidad para el público adulto. El director se ha aliado de nuevo con su actor fetiche, Johnny Deep, para ofrecer al espectador un cuento fantástico con mucha retranca. Amante siempre de los personajes inadaptados que intentan sobrevivir en una sociedad que le es hostil, Sombras tenebrosas es su regreso a lo gótico como estética y también ética de vida. La película, deudora de una serie de televisión, tiene como protagonista a un hombre que regresa 200 años después de haberse ido. A pesar de volver en un entorno familiar, una mansión “comme il faut”, los siglos han pasado factura y debe adaptarse a un mundo que ya no es el suyo. De ahí su sincera perplejidad ante “artefactos” como la televisión y demás artilugios para él desconocidos.
Lo mejor de la película es lo evidente: lo bien que funciona la sociedad creativa de Burton y Deep, dos artistas sin miedo a tirarse al vacío, a experimentar, a recrear una y mil veces, y siempre de forma distinta, universos recargados, melancólicos, poblados de seres aparentemente extraños que tienen que convivir con la también aparente normalidad. Se lo pasan bien trabajando juntos y eso tiene su traducción en el resultado final. Sin embargo, a pesar de ser interesante y cinematográficamente superior a las películas que están en la cartelera, Sombras tenebrosas no está entre los mejores trabajos de Burton a pesar de su sugerente punto de partida. Y no lo está porque si antes hemos alabado la valentía de este director, también tenemos que convenir que en esta cinta aparece una veta conformista y acomodada de cineasta resabiado desconocida en él. Los espectadores que se acerquen por primera vez al universo de Burton no lo percibirán, los que tengan con él una larga y fructífera relación a veces no podrán evitar poner un mohín de desagrado.