
El árbol de fuego

Pilar de Arístegui se dio a conocer como pintora y gemóloga antes que como escritora. Y confiesa que la evolución de sus pinturas, desde escenas familiares a las fiestas populares españolas, por su gran luz y fuerza, la fueron convirtiendo en cronista de hechos: "pintaba lo que quería contar de una época", dice ella. Prueba de esto son los títulos de algunas de sus obras pictóricas: "Hacedores de España", "Hacedores de América", "Diario ilustrado de Colón"...
Son muchas las exposiciones presentadas por la pintora desde 1975, unas en Madrid y otras en distintos puntos del mundo debido a su propia biografía. Nacida en Bruselas, estudió en Madrid, París y Nueva York. Como esposa del embajador Abella ha vivido en Italia y Kenia. Actualmente, en medio de sus numerosos viajes, pasa mucho tiempo en Ibiza, donde declara encontrar la paz y el reposo que necesita.
Esta capacidad suya de crear crónicas a través de la pintura es quizá lo que mejor explica su paso a la literatura, paso que Arístegui dio con gran acierto con su primera publicación en el año 2010.
Le han preguntado repetidas veces si como escritora ejerce de pintora de los paisajes de sus novelas. Reconoce que en parte es así, sobre todo en los colores y matices en las descripciones de tejidos, de árboles y especialmente de las flores. Cualquier lector puede descubrir el pincel de la pintora bajo la mano de la literata. "A aquella hora de la tarde, el sol de poniente espejeaba en las tranquilas aguas, dotándolas de intensos reflejos dorados [...] Cuando la oscuridad comenzó a teñir el cielo de un azul profundo, partimos de la mágica laguna..."
Sus dos primeras novelas han abordado temas históricos: la primera sobre una orfebre toledana del s.XVI, "La diamantista de la Emperatriz"; y la segunda se centra en la escultora sevillana Luisa Roldán, "La Roldana", personaje real del s. XVII que llegó a ostentar un cargo impensable en esa época, ser escultora de cámara del rey.
"El árbol de fuego", en cambio, no en una novela histórica, aunque no cabe duda de que recoge varios hechos y anécdotas reales de la vida de la autora.
Ya desde el título, nos sitúa en un país muy conocido y querido por ella: Kenia, que es donde, según su propia confesión, pudo hacer el duelo por el asesinato de su hermano Pedro cuando él estaba de embajador en Líbano.
La acción comienza en San Sebastián. La protagonista, Mayte, es una joven de origen humilde, con buena formación gracias a la protección de los señores a los que su madre sirve. Para liberarse de esta dependencia decide trasladarse a Londres y estudiar inglés valiéndose por sí misma. Allí conoce casualmente a un diplomático inglés que se casa con ella por amor y con el que llegará a Kenia, país que la atraerá desde el primer momento por su paisaje único, su lucha por la libertad y los derechos humanos, y donde conocerá y vivirá el gran amor de su vida, un keniata defensor de la democracia en su país. Es curioso que sus tres novelas estén protagonizadas por mujeres decididas, enérgicas y luchadoras. Ésta es un canto a Kenia, a la mujer keniata, y a los cooperantes. Todo ello irá transformando su vida, "sentí que mis problemas, mis desdichas no debían anclarme en el pasado; que tenía que mirar a mi alrededor para ofrecer la ayuda que yo pudiera conceder". Más allá del argumento, hay una intención de denunciar la miseria y el dolor que producen las guerras a la población civil en unos países donde el poder se reparte entre unos pocos que dicen representar a sus pueblos. ©
EL ÁRBOL DE FUEGO
Pilar de Arístegui
Ediciones B, 2012
María Simón
Colaboradora de la revista Crítica - Libros -.

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