
El último encuentro

Desde que la editorial Salamandra, años después de la muerte de Sándor Márai en 1989, comenzara a publicar sus libros vertidos al castellano, este autor húngaro no sólo ha sido conocido en España, sino aplaudido y seguido con gran interés por todo lector amante de la “buena” literatura.
Cierto que en la década de los cincuenta se habían publicado en nuestro país algunas obras suyas que pasaron desapercibidas, pero es a partir de 2001, gracias además a muy buenas traducciones, cuando el éxito de Márais se consolida y crece. A ello ayudó la aparición de su biografía escrita por su compatriota Ernö Zelter y de un libro de memorias del propio autor que nos narra la aventura de una vida marcada, en sus primeros felices años, por sus estudios, ampliados fuera de Hungría, y sus primeras publicaciones muy bien acogidas en su país.
Más tarde todo va cambiando en Europa. A lo largo de su azarosa vida conoce el Imperio Austrohúngaro, convive con las dos grandes guerras, sufre la invasión de Hungría por los nazis y posteriormente su ocupación por parte del ejército ruso. Implantado el régimen comunista en su país se exilió antes de que se cerraran las fronteras. Vivió en varios países europeos hasta establecerse definitivamente en Estados Uni-dos, donde siguió publicando. A los 89 años, muy enfermo, se quitó la vida por no poder aceptar su dependencia física.
Su falta de eco internacional se debe a los avatares políticos y a que el comunismo prohibió sus obras. Sin embargo, en la actualidad es celebrado como uno de los mejores escritores húngaros del s. XX.
Su producción literaria –teatro, poesía y narrativa– gira en torno a un tipo de reflexión minuciosa, inteligente y profunda, sobre cualquier tema, cualquier sentimiento, cualquier escenario. De ahí que en sus obras, por encima de la trama –normalmente de denso contenido humano– predomine la introspección de actitudes y emociones de los protagonistas, con ricos matices psicológicos: amor, desamor, odio, resentimiento, ansia de venganza… Destaca en sus obras el sabor amargo de las decepciones y los desengaños.
Pues bien, éste es el fondo de El último encuentro. Fácil en cuanto a planteamiento: dos viejos amigos que han quedado a cenar cuarenta y un años después de la última vez que estuvieron juntos. A lo largo del tenso “mono-diálogo” (predomina la voz de uno de ellos) se van conociendo poco a poco los secretos motivos de su separación. Márai describe magistralmente el escenario: un viejo salón, iluminado con velas, de un antiguo castillo de caza al pié de los Cárpatos, reflejo de la decadencia de una clase social, la burguesa.
Pero donde la maestría del autor alcanza su culmen es en la descripción de sensaciones y estados interiores de los personajes buceando en búsqueda de la verdad, en búsqueda de las oscuras razones que puedan explicar la deslealtad, la traición y muerte de una larga amistad.
La prosa de Márai es única para crear atmósferas irrespirables, para indagar en los movimientos más confusos y hondos del alma. Reflexiones precisas, certeras y breves. Preguntas sin respuesta, abiertas a la nostalgia de tiempos mejores, a la nostalgia de la mujer amada. Y por encima de todo la búsqueda del sentido de la vida. “¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido esa pasión, quizá no hayamos vivido en vano?”©
EL ÚLTIMO ENCUENTRO
SÁNDOR MÁRAI
SALAMANDRA, 2006
María Simón
Colaboradora de la revista Crítica

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