
Consumidores consumidos

Juventud y cultura consumista
Juan María González-Anleo. Editorial KHAF. Madrid 2014
El libro de Juan María González – Anleo: Consumidores consumidos, constituye una obra no muy extensa ordenado en cinco capítulos. Sin embargo no pone demasiado la lectura: su carencia de narrativa y la excesiva recopilación de fragmentos de otros estudios sin llegar a una síntesis más clara son sus mayores defectos.
Sin embargo, leyendo entre líneas podemos asomarnos al mismo panorama que vemos a través de nuestras Ray-Ban o el parabrisas de nuestro Toyota: el consumismo es un rasgo diferenciador del capitalismo y de ésta nuestra sociedad líquida.
El engranaje es perfecto, después de liberarnos de la producción industrial y del yugo de dioses y políticas, el sistema sigue perpetuándose. Lo hace generando necesidades para una gente crónicamente insatisfecha, creando una ilusión de libre albedrío. Pero ¿somos libres? Al menos en la sociedad de lo que llaman “países desarrollados” y de la cultura occidental, ¿podemos elegir entre consumir y no consumir? Lo que sí parece un hecho es que aparentemente el hombre por primera vez parece liberado de cargas y obligaciones que no le permitan ser feliz y sin embargo, no lo es, o así con cierta vergüenza se refleja en las encuestas. Ahora “la gente tiene de todo menos de lo que da sentido a ese todo”. La juventud toma las riendas, aquel periodo vital que se consideraba más yermo en capacidades y lucidez, es ahora el periodo que la sociedad se niega a abandonar. La publicidad y el marketing producen modas que los jóvenes siguen y que a su vez sigue una población que se adolece del síndrome de Peter Pan. La vejez, relegada a un periodo de espera ante una muerte inminente, es un periodo depresivo y en todo improductivo. Y aunque muchas veces detrás del consumismo compulsivo solo haya un desorden de personalidad arraigado en problemas de autoestima, consigue perpetuarse gracias a la insatisfacción que ella misma ha provocado. Son los inconformistas quienes lo fomentan. Y de él nada se escapa ya que el consumismo tiene estómago para todo y todo lo absorbe, incluidos los desdenes y aires de rebeldía de los que presumen ciertos grupos de jóvenes “antisistema” transformando esa rebeldía en un producto más a consumir: sólo hay que comprobar lo rentable que es la imagen del Che. La publicidad se alimenta del escándalo “aunque hoy en día lo más escandaloso que tiene el escándalo es es que uno se acostumbra a él”, generando un consumismo que permite tanto como constriñe.
Quizás un día se reinstaure el orden natural, y del mismo modo que nosotros consumimos la misma agua que consumieron generaciones anteriores, pues, la misma hay en el planeta y sigue su curso. Quizás un día abramos los ojos a que consumir objetos y personas solo lleva a lo que los egipcios hacían en sus cámaras mortuorias, anhelando llevarse objetos y placeres en vez de serenidad.©
Agustín Bravo Rodríguez
Colaborador de la revista Crítica - Libros -.

Utopías del siglo XXI
El monográfico de éste número tratará de definir nuestra meta, aquello hacia lo que nos dirigimos, el motor que mueve el mundo, ese lugar que parece inalcanzable y parece alejarse un paso con cada paso que damos: Las Utopías del siglo XXI. El Ecosocialismo, el feminismo como utopía, las ideologías que abanderan utopías, la educación para todos, los Objetivos del Milenio marcados por la ONU, el movimiento de los indignados basado en otros mundos posibles, la economía sostenible, Movimiento por la Paz, el liberalismo, la utopía de vencer la enfermedad, la belleza y juventud eterna, el perfil de las personalidades utópicas…
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