El intérprete

Hace algunos años escribí aquí una crítica en la que pedía urgentemente un monumento a la gloria de Asier Etxeandía, por actor, por bestia escénica, por talento puro. Pues bien, ya se lo han levantado. Se llama EL INTÉRPRETE y está en el Teatro La Latina.
Asier, actor, cantante, carisma, atractivo, tras pisar escenarios y cegar cámaras desde que llegó a Madrid a dar forma y música al Maestro de Ceremonias del musical de Cabaret para inaugurar el Teatro Nuevo Alcalá, ha ido creciendo en visibilidad, en técnica, en enormidad, pero lo que tenía de innato antes lo conserva aún. Esa tremenda capacidad de comunicar, de emocionar, de transmitir. Su luz encima de un escenario es tan fuerte e hipnotizadora como lo era antes.
Pero, ¿qué es EL INTÉRPRETE? Es lo que los americanos llaman un one-man-show. Del estilo más básico como los cuentacuentos, a los performers, un solo actor se sube a un escenario a realizar su actuación, en ocasiones en estilo monólogo, muchas veces relacionado con su vida personal, algo ficcionada obviamente, intentando implicar al público, dirigiéndose a ellos directamente. La categoría más popular es el stand up comedy, lo que aquí se llamó club de la comedia. Sin embargo, y sin querer menospreciar, no es esto exclusivamente, es más grande, más rico, más elevado. Mejor.
Jóvenes y... ¿adultos?

Para acabar el año, en la última semana y en dos días seguidos, viví una curiosa experiencia a través de dos obras y sobre todo, de sus autores
Ramon Vinyes i Cluet (1882-1952). Nacido en Berga, muerto en Barcelona y "vivido", la mayor parte de su vida en Barranquilla (Colombia). Todos sus datos biográficos señalan, antes de hablar de su obra, que sirvió de modelo para el personaje de "el sabio catalán" en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Albert Espinosa i Puig (1974).Nació en Barcelona y está no solamente vivo sino enormemente vital, como se recoge en las múltiples entrevistas que se le han hecho en diversos canales televisivos de toda España y que aún cuelgan en la red. Guionista, autor teatral, escritor, actor y director de cine y teatro...
La obra de Ramón Vinyes, puesta en escena en la Sala Pequeña del Teatre Nacional de Catalunya, con dramaturgia y dirección de Ramón Simó, ha sido Ball de titelles (Baile de títeres), en la piel de diecinueve intérpretes que dan vida a los veintiséis personajes que se cuentan en el programa de mano. Algo que, en estos tiempos, un teatro privado tal vez no se atrevería a asumir pero que, con buen criterio, acoge un centro nacional. Muchos dirían que es lo que le corresponde. Fechada en 1936, la obra está ambientada en un pueblo de montaña en la época de la segunda república. Y la anécdota, casi en un ambiente de realismo mágico, es una cruda metáfora, duramente crítica con el poder de todo tipo: económico, religioso, político (de cualquier color), cuyasfuerzas y recursos están al servicio únicamente de ese poder y quien lo detenta.
¿Quien paga manda?

Hay historias demoledoras en las que, por un resquicio, escapa siempre alguien y sigue caminando... si es capaz de haber aprendido algo.
Esta es la reflexión que me dejaron los párrafos finales de La Bête de David Hirson, estrenada recientemente en el Teatre Nacional, en Barcelona.
Pero la obra es más que esa reflexión. Mucho más.
David Hirson sitúa la acción de su obra, escrita hace unos veinte años, en la época y país de Molière. La escribe en verso y plantea varias preguntas y varios enfrentamientos, además de rendir su particular homenaje al teatro de todos los tiempos.
Si se mira desde la vertiente política, hay un pulso de poder entre un triángulo de tensiones: el príncipe, que mantiene a su costa una compañía de teatro; el líder de ésta, hombre culto y autor de tragedias; el artista callejero y su capacidad de halagar y criticar el mundo en que vive.Si se mira desde la aventura teatral, encontramos la misma triple tensión: el príncipe de Conti que empieza a aburrirse de tanta culta tragedia; Elomire –anagrama de Molière– que defiende un teatro culto y educador, y con ello aspira a ser un digno sucesor de Corneille; Valere, un artista callejero, vitalista, divertido, provocador, crítico y arribista, y una auténtica "bête" de maneras groseras y egocéntricas disfrazadas de sana y sincera campechanía.
Talent Madrid 2013

Una situación curiosa la actual. Cuanto menos dinero hay en las arcas públicas y más se recorta desde los presupuestos estatales y autonómicos en cultura, resulta más fácil para las pequeñas compañías entrar en los teatros públicos. Uno podría ser perverso, y pensar que como ahora no hay dinero es más fácil que vengan muchas de esas pequeñas compañías sin tanto nombre ni relumbre que llenarán el cartel durante un par de meses por cero presupuesto y de paso se presumirá de apoyar las bases de la cultura. Una de esas nuevas puertas que se han abierto es el Festival Talent Madrid 2013. Organizado por la Comunidad de Madrid, tendrá lugar en los Teatros del Canal desde el 21 de febrero al 2 de marzo. Se inició en su primera fase hace ya unos meses cuando se abrió el plazo de presentación para que cualquiera pudiese colgar un vídeo de dos minutos sobre el espectáculo que quería llevar a cabo. Podía ser una escena, un resumen o sencillamente unas cuantas imágenes, y participaría en una de las cuatro categorías que se proponen: teatro, teatro musical, danza o circo/cabaret. Lo novedoso que realmente cualquiera podía presentar su solicitud, no era necesario ser compañía, una sociedad o asociación, ni siquiera tener un texto o un proyecto. Una idea, sencillamente eso. Una idea que se pueda desarrollar, no es necesario un reparto, o un director, ni equipo alguno. Eso es lo radicalmente distinto. Una forma insólita de plantear un festival, muy cercana a la sociedad actual, directo, evitando los intermediarios, lo más cercano a una democracia activa.
En el cielo de mi boca

Madrid está llena de pequeñas salas, rincones escondidos que poco a poco encuentran su hueco, espacios íntimos que pelean no sólo por subsistir sino por vincularse al espectador como si fuese su nuevo salón de casa. El Garaje Lumière, la sala Kubick, Grumelot 03, Tarambana, La Usina, Guindalera, Cosako, la Escalera de Jacob, el Sol de York o Karpas son algunos de esos, algunos ya clásicos, otros recientes. Les recomiendo siempre echar un vistazo a las carteleras de vez en cuando más allá de los grandes teatros. Hay tremendas joyas en estos teatros donde puedes acercarte casi hasta el espíritu del actor, donde la proximidad a la historia es casi un susurro, donde te puedes sentir especial.
La sala de la que hoy hablamos es Nudo Teatro, en pleno barrio de Malasaña en la calle la Palma. Una asociación si ánimo de lucro, a camino entre la sala y la escuela, como muchas de las de este tipo. De origen Hispano- Africano, nacida en 2007, sus socios consiguieron convertir un taller de motos en un espacio que se presta a todo tipo de disciplinas e incluso exposiciones.