
Servicio público

Finalmente ha habido renovación en Televisión Española. Con los consabidos reproches de los unos hacia los otros, las acusaciones de sectarismo y el habitual “y tu más”. A la gente le da igual. Me refiero a la gente común, más o menos enganchada a “Amar en tiempos revueltos” y que sigue viendo el telediario de la 1, más por inercia que por otra cosa.
Las agencia Reuters sigue en su afición de difundir rumores –con base en Bruselas, preferentemente– que suban la prima de riesgo española. Y así las cosas, “que si se congelan las pensiones”, “que si se recorta el salario de los funcionarios”, “que si estamos al borde del colapso, de la quiebra, del abismo, etc.”, hay quien dice que lo mejor sería cerrar las televisiones públicas, venderlas o, ya en plena exaltación, prenderles fuego directamente. Claro que son pedacitos del chocolate del loro… O quizás no, o quizás es que hay demasiados loros en España. A ver, a parte de las televisiones autonómicas que en bastantes casos son más de dos por cada autonomía, la española, “la de todos”, tiene ocho canales: TV1, TV2, 24h, TDP, Clan, TV Internacional, TVE Catalunya y TVE Canarias, además de los centros territoriales de las diecisiete autonomías…
Y claro, los que defienden una televisión pública, siempre tomando como referencia la BBC británica por más que a mí me parezca que no es para tanto (me refiero a la BBC) argumentan que hay que salvar el “servicio público” que ofrecen las televisiones públicas y perdón por la redundancia.
Vale. Consulten la programación y pregúntense, bueno, si les parece, qué espacios podrían ser considerados un servicio público, es decir, algo que a la población le fuera útil, beneficioso o necesario. Es muy posible que lleguen a la misma conclusión que yo: que para uno o dos programas que merezcan la pena no es rentable mantener ese costosísimo tinglado: este año 937,27 millones de euros que, acostumbrados ya a oír hablar de billones y hasta de trillones, parecen cosa de nada, pero es una pastizara.
Como tal vez estoy en un error y realmente hay un servicio público que se debe mantener, me interesé por ¿Conoce usted España? presentado por Ramón García, suponiendo que sería instructivo, es decir, que ilustraría sobre la historia, la geografía, el arte, las letras… de nuestro país. Pues no, no lo esperen: las preguntas, al menos en lo que escuché, versan sobre: folklóricas, gastronomía, festejos populares, fútbol, famosos de la tele… Decepcionante pero confirmativo: no pasaría nada ni seríamos más ignorantes ni desinformados si nuestra tele desapareciera.
Y además, ni siquiera se hizo con los derechos de transmisión de la Eurocopa –ni interesaba que así fuera– que fueron a Tele5, aunque, eso sí, amenizó la tarde del día después con la “procesión triunfal” de la Selección Española. Algo es algo.©
Virginia Fernández Aguinaco
Colaboradora de la revista Crítica - Televisión -.

Ecología y consumo responsable
El consumo como cultura, el imperio total de la mercancía, movimientos ecologistas en Europa y en España, ¿Para qué sirven las cumbres del medio ambiente?, la deuda ecológica con el planeta, son algunos de los puntos tratados en el monográfico sobre ecología y consumo responsable.
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