
Master Chef

No hay más que asomarse a Internet o bien leer algún dominical, por supuesto, ver TV.: España se ha convertido en las últimas décadas en una potencia gastronómica con millones de admiradores en el mundo y millones de turistas que, cada vez más, se interesan, aparte de por el sol y la playa, por las delicias de la cocina nacional. Mientras tanto, y con la crisis que no cesa, los comedores sociales están a tope... y ofrecen buena comida a quienes lo necesitan. Eso sí, preparada y servida por cocineros anónimos que lo hacen bien o muy bien aunque no tengan estrellas Michelín ni sean "reputados chefs". Paradojas o ironías de la vida.
Master Chef el programa que ha batido records de audiencia y que llegó a superar los 10 millones en algunos momentos de la final ha sido, tal como lo definen creadores y críticos, un talent show de calidad. El principal indicador de su éxito y de su factura de contenido de gran calidad y eficacia ha sido el crecimiento de la audiencia que ha visto este programa: desde su estreno el pasado 10 de abril con un 11% de cuota hasta ponerse casi en el 20%.
Algunas personas a quienes he preguntado, buenos comedores por lo demás –es decir no gente inapetente o de esos tipos a los que les es indiferente el sabor o el aroma e ingieren cualquier cosa con desgana, que existen aunque parezca raro– me han dicho que les aburría. Confieso que a mí me ha entretenido mucho y me ha resultado interesante, muy bien llevado, con un ritmo vivo en exceso, hasta el punto de poner nerviosos no sólo a los concursante sino a los espectadores. No llegué a convertirme en seguidora, pero vi algunas sesiones y claro, la final, llena de emoción y también de simpatía y "buen rollito".
Por el plató, impresionante y espectacular además de publicitario, –saltándose con elegancia la prohibición de anuncios en la televisión pública con el recurso de "empresas patrocinadoras"– han pasado los más reputados cocineros españoles, de fama internacional. En la final, la entrega de premios correspondió a Ferrán Adriá, considerado como el mejor chef del mundo cosa que no discuto porque nunca he probado sus elaboraciones pero vaya usted a saber... La cosa es que estuvo simpático, humilde y amable. Hubo otros muchos a lo largo del programa y en la misma final, cuyos nombres aparecen con frecuencia en las guías Michelín con sus estrellas y demás.
En fin, una buena idea innovadora, no ofensiva, no sectaria, no imbécil, siempre es de agradecer en una televisión que cada vez aburre más y cada vez lo tiene más difícil frente a los nuevos medios.
Si además como en este caso el ganador de esta primera entrega es un muchacho buen compañero, sencillo y humilde, que se ha esforzado por aprender de los maestros encajando bien las críticas, mejor que mejor.©
Virginia Fernández Aguinaco
Colaboradora de la revista Crítica - Televisión -.

La fe que practica la justicia
Con motivo de la celebración del Año de la Fe 2012 - 2013, la revista Crítica ha dedicado el monográfico de su número de julio - agosto a tratar sobre el tema de la Fe y la Justicia.
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