
La familia o la necesidad de andar por casa
Marzo - Abril 2013
Desde que el 22 de junio de 1981 el Parlamento español aprobara la famosa ley del Divorcio, más de 1,2 millones de matrimonios se han disuelto y, en el imaginario colectivo, la familia se ha convertido en "las familias". Uniones de hecho, familias mono parentales, familias reconstituidas con terceros (nuevas uniones tras las rupturas), familias formadas por personas del mismo sexo (matrimonio que fue aprobado en nuestro país en 2005) y todo un variado bufé para significar ese nuclear grupo de personas para quienes lo único relevante es el amor, la vida compartida y la lealtad entre sus miembros.
No se trata ahora de debatir los méritos de los distintos sistemas familiares, sino de constatar su existencia. Además, en un momento de profunda crisis de las instituciones (sindicatos, partidos políticos, modelo de Estado etc.), de los valores y de la sociedad misma, en medio de una devastadora crisis económica, la familia brilla más que nunca en la vida de los españoles, como la institución más sólida y digna de confianza, en todas sus formas y variedades, resultando ser un cortafuegos eficaz contra los estragos del desempleo, la falta de oportunidades de los más jóvenes y la casi inexistencia de prestaciones sociales para los ancianos.
Con todo, los matrimonios ya no son lo eran. Están en manifiesto declive desde 2001. En 2004 se registraron 216.149 bodas, pasando a ser 177.144 en 2009. Y si analizamos –según el INE– el número de nuevos matrimonios cada 1.000 habitantes, la caída ha pasado de los 5,8 en 1980 a los 3,8 de ahora. Por otra parte, los que se deciden a casarse lo hacen cada vez más tardíamente, siendo actualmente la edad media del matrimonio en los varones de 34,1 años y de las mujeres 31,1. Otra novedad es el aumento de los matrimonios con alguno de los contrayentes extranjero, que constituyen ya uno de cada cinco. Los divorcios, separaciones y nulidades han pasado de los 105.534 en 2001 a los 147.510 registrados en 2009. Reflejo de la creciente secularización social es el aumento considerable de las bodas civiles, que hace 30 años constituían el 5,6 por ciento y ahora son la mayoría. Las uniones en el juzgado se han visto engrosadas por las uniones homosexuales, que ya suponen más de 3.000 al año, predominando los contraídos entre varones. Por último, según los datos disponibles, hay en España 16,3 millones de hogares en los que habitan una plural variedad de tipologías familiares con un tamaño medio de 2,74 personas. Las parejas sin hijos constituyen el 21,5% y con al menos un hijo suman el 42,2% del total.
Nacemos dependientes, crecemos en interacción. El mundo está constituido por familias, ámbito en el que se establecen las relaciones más íntimas, generosas, seguras y duraderas. Fundamento de la vida social y vehículo principal de transmisión de la cultura. Todos provenimos de una familia y la gran mayoría de nosotros ha creado una nueva. Todo comienza en ella. En ella se forja nuestra identidad, se desarrolla nuestra afectividad, se forma el modo en que nos comunicamos, nos relacionamos y amamos. Aunque, por otra parte, no se conoce otro ambiente social tan pródigo en contradicciones. De hecho, la familia es simultáneamente el espacio construido para proteger y protegerse, el espacio donde cada uno se sabe aceptado de forma incondicional, el medio donde verter la vulnerabilidad sin temor a ser juzgado, donde somos amados a pesar de nosotros mismos, sin merecerlo... y es también el grupo humano que más alto nivel de estrés genera, la ocasión oportuna para evaluar nuestra capacidad de asunción de contrariedades. Nos pone a prueba, nos mide y nos evalúa. Puede dejar en nosotros un rastro de sufrimiento imperecedero.
Porque la familia no es una opción ni un contrato, sino un compromiso, es por lo que nuestros contemporáneos han decidido que el sexo, el parentesco y el matrimonio sean para ella conceptos tangenciales. Lo sorprendente no es cuánto ha cambiado a lo largo de los siglos, sino que a pesar de todo haya persistido.
Estas páginas de Crítica son la ocasión propicia para seguir reflexionando en todo ello. ©
Manuela Aguilera
Directora de la revista Crítica

Retrato de familia
En este número, Crítica lleva a cabo una radiografía sobre la familia en nuestro país, aunque los nuevos modelos y unidades familiares ocuparán el grueso de nuestro monográfico se da una visión amplia de todos aquellos problemas y conflictos que se dan dentro del seno familiar, como siempre aportando una visión multidisciplinar apoyada y respaldada por prestigiosas firmas especializadas en el tema.
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