
Morir buscando la vida

Dejo para los especialistas la presentación del monográfico que tiene entre sus manos sobre las evaluaciones internacionales y la mejora del sistema educativo (Págs. 14-15) y dedico el editorial de este mes, de entre los muchos temas que podría haber escogido, al que más me duele, porque no existe hoy problema humano más grave ni de mayor urgencia que la enorme fractura entre los muchos que no tienen casi nada y unos pocos que tienen casi todo1. Permítame el lector esta licencia y no espere un análisis sesudo imposible de realizar en 30 líneas… Éste ha sido otro verano sangrante y vergonzoso, en el que miles de personas han muerto buscando la vida a escasos metros de nuestras costas… Los expertos dicen que bajan las cifras de los inmigrantes que viajan por mar, pero suben la de los que mueren en el viaje. Los datos estremecen: 8.000 desaparecidos en los últimos 5 años. La marea de cayucos es ya imparable aunque cada vez son menos los que llegan a la blindadísima Canarias (desde enero hasta julio el número de llegados a las Islas ha disminuido un 20%) y cada vez hay más afluencia a lugares más alejados de África como Granada, Almería, Murcia, Alicante e incluso Ibiza, tal y como ha reconocido el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Pero está visto que los muertos ajenos no nos alarman. Hombres, mujeres y niños siguen todos los días desembarcando en nuestras costas después de una larga travesía a bordo de barcas medio podridas, después de haber vendido cuanto tenían para dárselo a los traficantes de seres humanos, después de atravesar el desierto a pie (la mayoría vienen de Nigeria, Sierra Leona, Mali, Liberia…), después de deambular días y días, unos al acecho de poder saltar el doble muro de alambrada y púas de seis metros de altura que separa a Ceuta y Melilla de Marruecos (un muro costeado en gran parte con dinero de la Unión Europea). Prefiero estar en una cárcel en Europa que seguir viviendo en África (Hamed); otros, semiescondidos y refugiados en las colinas cercanas de la zona marroquí malviviendo en condiciones indescriptibles a la espera de poder disponer de una embarcación para ser, con toda seguridad, abandonados a su suerte en una patera 10, 15 ó 30 días viendo morir a sus hijos, compañeros y amigos, sin saber nadar, sin nada que comer, bebiéndose su propio orín… Primero rezábamos para que nos rescatarán. Al final lo hacíamos para morir pronto (Salimata). Y una vez aquí, más frío, más soledad, más miedo, más incertidumbre… No conocen a nadie, no saben dónde ir, se han convertido en “ilegales” sin papeles… Muchos son repatriados, ¿a qué patria? ¿Quién creó las fronteras que dividen a los hombres y mujeres de todos los tiempos? Y los que se quedan son empujados al gueto, considerados un “problema”, confundidos con delincuentes.
El recientemente celebrado III Foro Social Mundial de las Migraciones2, que por cierto ha tenido casi una nula repercusión en los medios de comunicación nacionales, ha sacado a la luz las propias contradicciones internas de nuestro modelo económico y social. Con el lema “Nuestras voces, nuestros derechos. Por un mundo sin muros”, el debate estrella ha sido la postura de los países ricos europeos y de Estados Unidos ante la inmigración: aumento de muros, gestación de legislaciones cada vez más restrictivas y criminalizadoras, sistemas de vigilancia cada vez más sofisticados… Este y no otro es el espíritu de la Directiva de Retorno, más conocida como “Directiva de la Vergüenza” que Europa aprobó recientemente… Pero, reconozcámoslo, subvertir las estructuras socioeconómicas actuales, parece radicalmente impensable sin un movimiento ciudadano generalizado y contrario de fuerza incontenible. Un movimiento informado por una categoría ética de suficiente calado. ¿Es esto posible? ¿Existe algún mecanismo no violento capaz de desencadenar tan importante proceso de cambio estructural?, ¿pero sobre todo, capaz de hacernos entender que sería un enorme avance en la construcción de una sociedad mejor si los inmigrantes pudieran acceder desde la actitud asustada y vergonzante a la segura y firme de quien está en su derecho de conquistar un espacio de dignidad y supervivencia?©
1. Siguen muriendo 100.000 personas diarias de hambre o de enfermedades inducidas por el hambre.
2. El primero se celebró en Porto Alegre en 2005 y el segundo y éste tercero, en Rivas (Madrid).
Manuela Aguilera
Directora de la revista Crítica

Las evaluaciones internacionales en educación
Los informes y evaluaciones internacionales en educación; PISA: un estudio internacional riguroso sobre la adquisición de competencias básicas; Un análisis de las diferencias de resultados entre países en el proyecto PISA; Alto rendimiento y equidad. Conseguir un sistema equitativo sin bajar el nivel de los resultados; Éstos son solo algunos de los artículos contenidos en éste número sobre educación.
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