
Un periodismo social y de servicio

Yo ya estaba allí
No llegué a Crítica para hacerme cargo de la dirección, yo ya estaba allí. Cuando me pidieron asumir esta tarea ya trabajaba en esta revista desde hacía años. Mi primer encuentro con Crítica se produjo en 1982. Llegué para realizar unas prácticas al mismo tiempo que comenzaba mis estudios de periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid. La directora era Mercedes Gómez del Manzano y yo una jovenzuela muy dispuesta, que como cualquier estudiante en prácticas, hacía todo lo que la redacción necesitase: mucha labor de calle recabando información, asistiendo a actos de todo tipo para llevar a la revista los dossiers de prensa, visitas a toda clase de instan-cias públicas y privadas (Ministerios, sedes de partidos políticos, organismos nacionales e internacionales...) y de vez en cuando se me pedía escribir alguna que otra recensión de libros, alguna pequeña colaboración en secciones menores, etc. Cada año un poco más.
Mercedes, la directora, era una mujer espléndida en humanidad que por aquellos años compaginaba la dirección de Crítica con sus clases de Literatura en la misma Facultad en la que yo estudiaba y era una reconocida y brillante especialista en literatura infantil y juvenil. De mis conversaciones con ella aprendí muchas cosas, por ejemplo que el periodismo es una vocación y es un oficio. Lo primero es un regalo, lo segundo, el oficio, es una tarea para toda la vida que conlleva mucha preparación y estudio constante para mejor interpretar lo que sucede. Aprendí que lo más importante de esta profesión no es escribir, ni interesar, ni seducir con las palabras, sino el trabajo continuo de educar la propia mirada para saber interpretar la realidad con honradez y veracidad...
Aún hoy, cuando vuelvo la vista atrás, echo de menos a Mercedes, tan tempranamente desaparecida... "Echar de menos" es seguir oyendo la voz de quien dejamos de oír y saber que somos parte de lo que otros fueron y que en nosotros –y a través de nosotros– continua vivo cuanto estuvo vivo allí. Aquella directora y su equipo, al que al finalizar mis estudios me sumé (Amparo Navarro, Carmen Fernández Aguinaco, Mª Ángeles Merín, Concha Benavent, Marisa Rodríguez...) fueron mi primera redacción... Gracias a ellas soy lo que soy y gracias a ellas estoy hoy aquí. Encarnaron para mí lo esencial de un buen periodista: una gran inventiva, creatividad, gran capacidad de aprendizaje y un excelente sentido del humor. Aún hoy al entrar cada mañana en la redacción de Crítica, las extraño y me hago consciente de que ni un minuto de nuestra existencia se improvisa. Me apoyaron siempre, estuvieron siempre a mi lado, con ellas me une un lazo indestructible y en su talante profesional se encuentran las raíces de mi propio talante: raíces firmes, bien agarradas a la tierra y muy capaces de mantenerse vengan los temporales de donde vengan. Aún me siento parte de aquella mi primera redacción, quizá porque en el fondo no existe el tiempo. ¿Quién lo mide? Só-lo el latido del corazón. En él está todo. ¡Gracias a cada una!
Años que cambiaron la historia y me cambiaron a mí
Después de aquellos años, seguí en Crítica haciendo todo tipo de tareas. Eran ya los años en los que dirigía la revista Francisca Rosique y yo llevaba adelante la sección de sociedad y realizaba cada mes la maquetación de la revista y la corrección de pruebas. Rosique, como la llamábamos en redacción, era extremadamente sensible a la realidad social, política y económica. En nuestras páginas, en aquellos años, aparecían primeras espadas de la escena política española como Julio Anguita, Joaquín Ruiz- Giménez, José Mª Gil Robles, Francisca Sauquillo... La democracia se consolidaba en nuestro país, ETA seguía matando en sus años más oscuros (matanza de Hipercor en Barcelona...), la libertad de expresión estaba en plena efervescencia y en el mundo se sucedían hechos que cambiaron definitivamente la Historia: represión y matanza de Tiananmen, caída del muro de Berlín, la guerra del Golfo, abolición del apartheid en Sudáfrica, Tratado de Maastricht, la Cumbre de la tierra en Rio... Crítica reflejó fielmente los cambios que se iban produciendo en el mundo y ofreció a sus lectores un estupendo periodismo de opinión.
Y yo, definitivamente, amé mi profesión más que nunca en esta etapa de mi vida. "La profesión más bonita del mundo", como definía el Periodismo el premio Nobel, Gabriel García Márquez. Una profesión que busca la verdad sobre los hechos más relevantes que ocurren en la sociedad y hace del periodista un experto en mirar, encontrar, verificar y analizar para después informar o generar pensamiento con la mayor eficacia.
Un parón y nueva incorporación
En 1990 salí de Crítica para vivir unos años fuera de España. Tenía que reciclarme, seguir estudiando y entender más y mejor la Obra de Poveda en la que me había comprometido. Años en los que no sólo estudié economía y derecho de la Comunidad Europea (aún no existía la Unión Europea), sino en los que me pude adentrar con mayor profundidad en el pensamiento de Pedro Poveda, fundador de la Institución Te-resiana y fundador de la revista Crítica. Pedro Poveda desarrolló una mirada honda y penetrante sobre los acontecimientos que se estabanviviendo en la España de su tiempo, aceptó el desafío de discernir la presencia de Dios en una historia llena de ambigüedades y corrió el riesgo de recrear los paradigmas de inculturación de la fe. Indiscutible maestro para mí. Sus escritos me han hecho mejor persona (eso espero) y mejor profesional (eso espero también).
Volví a incorporarme a la revista en 1993. En la dirección ya se encontraba Marisa Rodríguez. Ella fue quien dispuso que fuese yo la nueva redactora jefe. Marisa, mujer vital, apasionada y libre, de escritura bellísima, ha sido para mí una magnifica maestra de lo que significa trabajar en equipo. Recuerdo las reuniones de redacción y las del consejo de redacción como momentos festivos inolvidables, sin perder por ello la seriedad de realizar un trabajo bien hecho. Marisa imprimía alegría a nuestro trabajo. Y esta alegría no era fruto de un mero optimismo. Era un modo de estar en el mundo viéndolo todo como un don. Eso ayudó a que mis ojos contemplaran la realidad de un nuevo modo y a que creyese con convicción que para que nuestra humilde profesión contribuya a transformar la realidad, esa realidad ha de ser amada.
Finalizada la etapa de Marisa y durante el curso comprendido entre septiembre de 2000 y septiembre de 2001 seguí siendo jefa de redacción en un año de transición liderado por Rosario Marín como delegada del Patronato de la Fundación Castroverde, fundación a la que pertenece la revista. Y, a instancias de este Patronato, la revista cambió estructuralmente de forma radical convirtiéndose en monográfica, además de ser informatizado todo el proceso de edición de la misma. Lo realizado en este año sentó las bases de lo que en adelante sería la revista.
Novata directora de larga experiencia
Disculpará el lector esta pequeña concesión a lo autobiográfico que me he permitido realizar cuyo objetivo no es otro que facilitar la comprensión de la revista que tiene entre sus manos. No suelo practicar mucho este género primero porque mirar hacia atrás en exceso nos puede convertir en estatuas como así le sucedió a la bíblica mujer de Lot y, segundo, porque nosotros no somos quienes damos el último sentido a nuestra vida: ella lo adquiere sin nuestro reconocimiento y por caminos que a veces no entendemos plenamente.
Desde el año 2001 tengo el privilegio de ser la directora de esta revista centenaria. Heredera de aquel Boletín de las Academias de Santa Teresa que en 1913 fundó Pedro Poveda, mientras impulsaba y desarrollaba el movimiento pedagógico que ya había iniciado, consciente de las dificultades que afrontaban las mujeres que querían acceder a la educación superior.
Aquel Boletín fue testimonio de cómo en torno a la obra de Poveda, a partir de 1911, se agrupó un número relevante de mujeres que representaron un esfuerzo muy serio de femifeminismo cristiano. Yo no soy más que un eslabón de esa espléndida cadena de mujeres que me precedieron. Mujeres convencidas de que el conocimiento, la comunicación, la información contenían el germen poderoso de la transformación de la mente y el corazón humanos. Mujeres valientes que decidieron estudiar y escribir
para reconquistar en la historia su papel insustituible: el de convertir este desangelado y competitivo mundo en otro donde la solidaridad, la generosidad, la búsqueda de la verdad, la humanización en suma, fuesen los valores predominantes, donde la fe y la cultura, los dos esenciales ámbitos creadores de libertad y de sentido, dialogasen.
Un contexto histórico nada fácil
Para entender mejor el porqué de las temáticas que Crítica ha publicado en los monográficos de la última década es necesario entender el contexto histórico en el que le ha tocado desenvolverse y al que ha tenido que dar respuesta por medio del ejercicio de un periodismo social comprometido que es el que –a mi juicio– puede conducir a una sociedad más justa.
Resumo algunas de las grandes líneas que han atravesado la realidad en estos últimos años:
- La crisis global del sistema económico. A partir del año 2006, una crisis financiera que comenzó en los Estados Unidos con el estallido de la burbuja hipotecaria, inicia un efecto de bola de nieve que conduce irremediablemente a un colapso económico-financiero mundial que arrastra a los Estados más desarrollados (sobre todo a EE.UU., la Unión Europea y Japón). Ya en el año 2009, esta crisis se vuelve tanto global como multidimensional y poco a poco comienza a golpear en otros países industrializados, hasta alcanzar a las naciones del Sur. La crisis se extendió mucho más allá de las instituciones financieras para adentrarse en la economía productiva y el comercio global, hasta impactar en la vida cotidiana de millones de personas.
Sobre esta temática han sido muchísimos los números monográficos que Crítica ha editado intentando facilitar al lector, desde ángulos muy diversos, la comprensión del problema y la toma de postura activa: Globalización, Crisis de la Vivienda, Economía sostenible, desafíos frente a la crisis, Una España empobrecida, ¿Hay alternativas a la crisis?, etc.
- Cambio climático. Esta ha sido una década en la que los desastres naturales parecen estar multiplicándose exponencialmente. El fracaso estrepitoso de las conferencias sobre cambio climático de los últimos años ha demostrado el interés de los grandes poderes dominantes por no alterar ninguna de las condidirectorasciones tecnológicas y productivas (crecimiento industrial, quema de combustibles fósiles, contaminación) que están provocando la violencia climática. El saldo negativo sigue siendo pagado por los pueblos más empobrecidos. Pérdida de vidas, de cosechas, de hábitat, hasta la aparición de un nuevo tipo de refugiados, los refugiados climáticos, son algunos de estos costos.
No han sido pocos los números que la revista ha publicado también sobre esta temática: Agua, una crisis inminente, Un mundo cada vez más desierto, Cambio climático y sostenibilidad, Consumidores y ciudadanos, Ecología y consumo, etc.
- Escasez creciente de recursos naturales. Las cifras presentadas por el PNUD y la FAO en la década hablan claramente del crecimiento del número de muertos anuales por hambre en el planeta. Los informes realizados en la década de los 70 por el Club de Roma preveían en estas fechas una crisis global por el agotamiento final de varios recursos minerales, pero la realidad es que ya no estamos hablando en primer lugar de los minerales o los hidrocarburos o los recursos energéticos (cuyo agotamiento es real y cercano), sino de que nos encontramos en medio de una grave crisis alimentaria y con una crisis todavía más grave de agua potable en ciernes, prevista para hacer eclosión en la próxima década.
Esta temática también ha sido reflejada en nuestras páginas con monográficos sobre: Radiografía del hambre, Los Objetivos de desarrollo del Milenio, Enfermedades del siglo XXI, Trata de personas, etc.
- Cambios geopolíticos. La hegemonía única mundial de que los Estados Unidos venían ejerciendo desde la caída de la Unión Soviética y el fin de la guerra fría en la década de los noventa del siglo pasado, está evolucionando paulatinamente hacia un sistema policéntrico. La pérdida de peso político y económico del poder hegemónico hasta ahora y el ascenso de nuevas naciones emergentes, encabezadas por el fenómeno económico-industrial de China, pero secundadas por otras nacitales como Rusia, la India y el propio Brasil, replantean las posiciones en el tablero de ajedrez global. Asimismo la creación de bloques regionales al estilo del de Asia-Pacífico o la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), están llevando al campo de juego a nuevos protagonistas, alterando definitivamente todo el esquema que había sido planteado al final de la Segunda Guerra Mundial a mediados del Siglo XX. Esta situación está creando nuevas alianzas políticas y económicas a lo largo y ancho del planeta, conformando un nuevo esquema general que todavía está en pleno proceso de formación.
Crítica se ocupó de estos temas publicando: Latinoamérica. De Rio Bravo a Tierra de Fuego, El diálogo, El futuro de la democracia, África, esa bella durmiente, El siglo de China, etc.
- La integración de la economía y la vida social con los sistemas de información digital a escala global. El año 2000 comenzó con la pesada "broma informática y neo-milenarista" del efecto Y2K: según se acercaba el comienzo del año se extendieron por doquier los temores de catástrofes económicas y situaciones de caos en todo el mundo por el supuesto colapso de los sistemas informáticos, a causa de la vieja costumbre de los programadores de utilizar solamente los dos últimos dígitos del año para almacenar la fecha en todos los registros y operaciones, omitiendo la centuria (cuatro dígitos). La corrección del error en los sistemas de información costó miles de millones de euros, ocasionando muchas pérdidas para las empresas e instituciones públicas, potencialmente afectadas, y pingües beneficios para las empresas salvadoras del desaguisado.
Cuatro meses más tarde, llegó realmente otro colapso anunciado que barrió del mapa a miles de empresas de la llamada nueva economía. En abril de 2000, se produjo el "estallido de la burbuja tecnológica": se desplomaron en las bolsas los valores de las empresas vinculadas al nuevo sector de Internet (las "punto com") y a la industria basada en la información; en tres años desaparecieron del sector 4.854 empresas, por quiebra o fusión, y se produjo una suave y larga recesión en las economías occidentales.
El desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas y de las telecomunicaciones, en la última década del siglo XX, hizo posible la intercomunicación de los mercados financieros del planeta y con ello el nacimiento de lo que hoy llamados mercado global que opera en tiempo real durante las 24 horas del día. Los recursos financieros disponibles crecieron entonces desmesuradamente y comenzaron a desplazarse cada vez más rápido por toda la red mundial, en busca de prontos y altos beneficios. La especulación financiera se había convertido en un monstruo global. Y, a pesar de estos incidentes, no parece que haya una vuelta atrás, sino una fuga hacia adelante, porque uno de los procesos más arrolladores de esta década pasada ha sido la expansión universal de las nuevas tecnologías de la información y la comunicacióncomunicación. De hecho, muchas de las grandes empresas o servicios de información del sector nacieron en esta década (Google, 1998; Wikipedia, 2001; MySpace, 2003; Linkedin, 2003; Facebook, 2004; Youtube, 2005; Twitter, 2006; etc.). El caso de Google puede resumir el sentido histórico de este proceso: fundada por dos estudiantes de la Universidad de Stanford, en septiembre de 1998, con el objetivo de "organizar la información mundial y hacerla universalmente accesible y útil"; la inversión inicial fue de 100.000 dólares; en febrero de 1999 apenas tenía 8 trabajadores en plantilla; salió a Bolsa en enero de 2005; en 2008, la empresa fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su "contribución decisiva al progreso de los pueblos, por encima de fronteras ideológicas, económicas, lingüísticas o raciales"; sus beneficios actuales rondan los dos mil millones de dólares anules y su valor bursátil los 200.000 millones de dólares.
Y sobre esta temática, también son muchos los monográficos publicados: La sociedad global de la información, Cara y cruz de la televisión, Música y cultura, Enredados en la red, Adicciones que matan, Redes sociales, etc.
- Guerra contra el terrorismo y el movimiento social internacional por Otro mundo posible. Otros acontecimientos que le pusieron su marca a toda esta década llegaron en el año 2001: ocho meses después de la toma de posesión de la presidencia de los Estados Unidos por George Bush (20 de enero, 2001), se produjo el atentado terrorista contra el World Trade Center de Nueva York (11 de septiembre, 2001), que dejó 2.792 muertos y 2.337 heridos. El horror tuvo una larga secuela en más de 100 atentados en diversos países del mundo (en Europa, Asia y África), antes del ocu-rrido en Madrid, el 11 de marzo de 2004, con sus 192 muertos y 1.463 heridos; por su parte, la guerra contra el terrorismo de Al Qaeda y Saddam Husein en Irak (20 de marzo 2003 – 19 de agosto 2010), en Afganistán y Somalia hasta la actualidad ha dejado también incontables víctimas entre la población civil.
El 11 de septiembre de 2001 pronto se entendió como un hito histórico en todas las dimensiones de las relaciones internacionales: política, seguridad, transportes, información, cooperación, guerra, economía, derechos humanos, comunicación y cultura. En especial, las intervenciones sociales de los poderes estatales sobre las prácticas de comunicación públicas que se ocupaban de la guerra y el terrorismo internacional, han sido numerosas y diversas, y en ocasiones escandalosas, con el propósito de controlar la opinión pública mundial; al respecto, todavía siguen apareciendo informaciones en WikiLeaks (fundada en 2006).
Los movimientos sociales de todo el mundo reaccionaron rápidamente contra la inminente guerra en Irak, organizando y convocando simultáneamente movilizaciones mundiales contra la guerra. En estas movilizaciones contra la guerra de Irak, el Foro Social Mundial desempeñó un rol muy relevante, por las consecuencias de la guerra en los asuntos principales de su agenda: la pobreza; la deuda de los países subdesarrollados; los acuerdos comerciales internacionales; la violencia de género; la salud; la educación; la democracia y participación ciudadana; el medio ambiente. El primer encuentro de los movimientos sociales que promueven Otro mundo posible se realizó en enero de 2001 en Porto Alegre, Brasil, con la participación de 12.000 asistentes de todo el mundo. A partir de entonces, el FSM se ha estado reuniendo en enero de cada año.
Creo que el Foro Social Mundial supone un fenómeno social históricamente inédito, por el modo en que se ha gestado desde la propia sociedad civil, por su recurso creativo a las nuevas tecnologías de la comunicación y el enorme trabajo de mediación social que implica la construcción de un sentido global de las luchas de los movimientos sociales en cada país, así como la organización y movilización de los ciudadanos. A partir de estas experiencias se ha abierto una importante línea de investigaciónsobre participación ciudadana y nuevas tec- ©95 nologías de la comunicación en el escenario de la globalización.
Y dentro de estas temáticas, Crítica fue una de las primeras revistas de nuestro país en posicionarse en contra de la guerra de Irak con el número Maldita Guerra. Y publicó otros muchos números monográficos contra el terrorismo, a favor de los movimientos sociales y la promoción de otro mundo posible. Selecciono una muestra: Comprender el conflicto, Miradas desde el género, La violencia y sus víctimas, los movimientos sociales del siglo XXI, Signos de esperanza, Presente y futuro de los derechos culturales, El poder y sus máscaras, Miedos de nuestro tiempo, etc.
Y más allá de los acontecimientos mundiales, en nuestro país empezaron en esta década a tambalearse otras dimensiones de la vida personal y social sobre los que la revista Crítica publicó un buen número de monográficos: sobre el aumento de la corrupción de la clase política; sobre las ideologías que se han convertido en meras etiquetas que desempolvan los partidos cuando llegan las campañas electorales; sobre la sociedad civil, que está adormecida, anestesiada y muy fragmentada; sobre las tremendas grietas que sostienen el suelo de la educación; sobre la actual crisis de pensamiento porque en el mundo hoy lo racional no vende. No hay interés en reflexionar, analizar, comprender, leer, compartir las propias ideas con otros; sobre la profundísima crisis moral y ética de nuestras sociedades; sobre las religiones, que no ofrecen alternativas de sentido adecuadas al presente. y sobre las mujeres y su protagonismo en la esfera social.
Doce años apasionantes de los que también hemos reflejado en nuestras páginas su cara más amable y esperanzadora porque los signos del presente también nos hablan de mucha bondad, mucho talento, creatividad, sensibilidad, búsquedas auténticas y valores profundos atravesando nuestro mundo.
Hacer periodismo en el mundo actual
El periodismo español atraviesa por una de las etapas más críticas de su historia. Con las redacciones vaciándose y con miles de profesionales desempleados, la profesión está siendo triturada por la crisis. En medio de esta crisis también se encuentra la revista Crítica. Sin embargo, sigue siendo un hecho verificable que las revistas sociales, culturales y de pensamiento son joyas escasas que, al igual que Crítica, van perdiendo lectores especialmente por la ausencia de recursos estables de financiación y por las dificultades, ya estructurales, para su distribución, difusión, promoción y publicidad.
La disminución cuantitativa de las revistas socioculturales y de pensamiento en España ha sido motivada por la ausencia de políticas públicas de apoyo; por la pobre valoración social que tienen como instancias de gestación, divulgación y debate de nuevas ideas y sensibilidades y por la creciente disminución de una ciudadanía crítica lectora.
Desde un punto de vista geográfico, la mayoría de revistas socioculturales españolas se encuentran concentradas en Madrid o Barcelona. De la misma manera, la lengua dominante en la que se editan es el castellano (con un peso reducido de las lenguas cooficiales) y la mayoría de las publicaciones se edita en color (raramente en bitono).
Según datos de ARCE, la gran mayoría tiene una periodicidad de al menos cuatro números al año (71%), siendo las periodicidades más habituales la trimestral (23%) y la bimestral (19%).
Respecto a su digitalización, las revistas socioculturales han transitado un lento camino, aunque en la actualidad ya puede encontrárselas en los diferentes soportes posibles para su edición: únicamente en papel (la mayoría), en papel y CD-ROM (en general ediciones especiales), en papel y versión digital total o parcial (en ascenso), y únicamente en versión digital (principalmente las de más reciente creación).
Crítica hoy
Como directora de la revista Crítica opté, muy conscientemente, desde el comienzo de mi tarea por realizar y reflejar en sus páginas un periodismo social. El periodismo social es un término acuñado en la profesión que asume su responsabilidad en los procesos socialessociales, que reflexiona sobre su papel en el devenir de la Historia y se preocupa por la búsqueda de soluciones. A los periodistas que nos sumamos a esta perspectiva nos preocupa ser ciudadanos comprometidos con la realidad que vivimos y como tal ser mediadores en la construcción de una realidad más justa, siendo capaces de dialogar con todos los actores sociales para contribuir en la búsqueda de soluciones que nos ayuden a enfrentar los desafíos de hoy.
Mac Dougal dice que el periodismo social no tiene otra razón de existir que el de ser servicio público, un servicio que ha sido indispensable para la democracia. El periodista no puede ser sólo un fabricante de noticias, sino un profesional que intenta ayudar a los ciudadanos a comprender el mundo que le rodea, que se siente comprometido con la verdad, con los lectores y con su conciencia. Es un perio-dista, por lo tanto, que se posiciona y huye siempre de ser neutro. El periodismo social es una cuestión de actitud, es un asunto de mirada. Desde esta perspectiva, hemos trabajado haciendo la revista Crítica todos estos años.
A lo largo de la última década el 85 por ciento de nuestros colaboradores han sido profesores de Universidad. El resto de colaboradores procedían de diferentes centros de estudios e investigación, centros oficiales, fundaciones, ONGs, Academias, etc. En total casi 1.800 colaboradores han pasado por nuestras páginas.
Hemos priorizado como colaboradoras la presencia de las mujeres que trabajan en los ámbitos de creación de pensamiento.
El 4 de mayo de 2003 vivimos la alegría de ver canonizado al fundador de la revista, Pedro Poveda, por lo que sacamos un número especial que multiplicó por ocho la tirada y que se agotó.
Convocamos durante años concursos de fotografía con objeto de dotar de nuevos fondos documentales a nuestro archivo fotográfico con el menor coste posible. Y a punto estamos de publicar la convocatoria del próximo a través de nuestra página web.
A lo largo de la década hemos realizado innumerables presentaciones públicas de la revista y también mesas redondas con expertos de las que destacamos por su oportunidad y actualidad especialmente las realizadas sobre Las evaluaciones internacionales en educación, por la relevancia que en 2008 tuvo para el profesorado la publicación del Informe Pisa. Y la que realizamos al cumplirse los 60 años de la Declaración de Derechos Humanos.
En el año 2007, la revista Crítica fue finalista del Premio de Periodismo que cada año entrega la Asociación Pro Derechos Humanos de España. De las tres modalidades del premio (Nacional, Internacional y Periodismo) la revista Crítica, en esa edición, fue finalista del Premio de Periodismo, que finalmente recayó en Vicente Romero, conocido periodista y reportero de televisión, especializado en el trabajo con refugiados, desplazados y víctimas de guerra.
En el año 2009, después de un aumento considerable de páginas (se pasó de 67 a una media de120) decidimos hacer de Crítica una revista bimestral, como en su gran mayoría suelen ser las revistas monográficas. Para ello, cambiamos también el diseño de
la revista.
Durante estos últimos 12 años la revista Crítica ha sido indexada, es decir, ha figurado al menos en dos de los índices de revistas con mayor impacto social por su calidad REBIUN (Red de Bibliotecas de universidades españolas) y IEDCYT (Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
Junto con los monográficos, de muy diferentes temáticas cada mes, que constituyen el grueso de la revista, se han mantenido 20 páginas de actualidad cultural a lo largo de estos 12 años que han ido cambiando según los intereses del lector. Así, se cerraban unas secciones culturales y se abrían otras (por ejemplo, se cerraron las secciones de "libros y librerías" o "música" o "salud" y aparecieron otras como "deporte", "actualidad", "decálogo", "diálogo fe-cultura"...). Algunas de estas secciones culturales han sido llevadas por entidades que han colaborado con nosotras habitualmente a lo largo de la década como: la ONGD InteRed, a través de María Cobos, que se hace cargo de la sección de Actualidad de la revista en meses alternos y trae a nuestras páginas las temáticasmás sobresalientes desde la perspectiva del Sur; la Librería Pedagógica, a través de Pilar Gallego, que nos asesora en cada número en la sección de "Para saber más"; el IEPS, a través de Esther González, que ha llevado la sección "Direcciones útiles en la web". Y junto con ellos, la periodista Nieves San Martín, encargada de la sección "De mes a mes", la editora Carmen Fernández Aguinaco, que se adentra en la actualidad estadounidense; la profesora de Literatura María Simón, que nos hace la crítica de los libros de narrativa; el crítico de arte Francisco Vicent Galdón, el teólogo Norberto Alcover; Javier López Patiño, director de teatro; Joaquín Suarez, autor del "Decálogo"; Cecilia García, subdirectora de la sección de Sociedad del diario La Razón, que lleva la sección de "Cine".
Ya está en marcha, una nueva página web, interactiva, donde el lector puede encontrar la edición digital de la revista o suscribirse digitalmente a la misma (www.revistacritica. com) y estamos presentes en las redes sociales, especialmente en Facebook (Facebook. com/revista.critica.1913).
¡Muchísimas gracias!
No quiero acabar este artículo sin recordar a las personas que formaron parte de la redacción en estos doce años: Concha Benavent, que murió en 2008, y, muy especialmente, Virginia Fernández Aguinaco, incombustible y eficiente redactora jefe encargada también del diseño de la revista. Y a nuestro jefe de Publicidad y marketing, Agustín Bravo, recientemente incorporado a nuestro equipo en 2011. Y un especialísimo agradecimiento, también, a las personas que dedican su tiempo gratuitamente para ayudarnos en múltiples tareas: Gloria Bustos (Departamento de Diseño y Maquetación), Isabel Pintor (Departamento de suscripciones), Mª Luisa Galve y Fátima Cáceres (secretaría), Amparo del Riego (Documentación). Todas ejemplo cada día de entusiasmo, generosidad y serenidad.
Finalmente, mi agradecimiento y cariño al actual e incondicional Consejo Editorial de Crítica: Mercedes Blanchard, Joaquín Campos, Carlos Esteban, Inés Gómez, Carmen Llopis, Mercedes Ruiz-Giménez y Luis Sánchez. A lo largo de la década perdimos a Isabel de Torres (Universidad de Granada) y Mercedes Muñoz Repiso (Ministerio de Educación), tan queridas ambas y que tanto amaron a esta revista. También a los recientemente incorporados Luis Medina y Pilar Pazos. Y en el camino, se desengancharon por atender a otros compromisos: Elisa Estévez (Universidad de Comillas), Mª Dolores Martín Blanco (profesora de Instituto), Isabel Romero (Universidad de Comillas) y Mª José Rivera. Todos y todas empeñadas y empeñados vivamente en impulsar, apoyar y sostener esta revista, en hacer cada mes Crítica con la mayor calidad posible. De ellos y ellas he aprendido muchas cosas: La primera, que todas las fuerzas del alma se han de poner en la obra bien hecha, no en que la obra guste siempre porque todo éxito es el fruto de una larga y también paciente labor. La segunda, que la obligación más seria y la vocación más irresistible consiste en ser quien se es, ya que estar convencida de quién se es y serlo hasta las últimas consecuencias es lo que nos hace de veras libres. Y, por último, que la visión del mundo no requiere prudencia sino audacia.©
Manuela Aguilera
Directora de la revista Crítica

1913 - 2013 100 años de la Revista Crítica
Número especial con motivo de la celebración del primer centenario de la revista Crítica, donde podrá encontrar una selección de artículos y un repaso a la historia de la publicación a través de la mirada de sus distintas directoras.
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